martes, 22 de febrero de 2011

puesta en valor

Bueno, he reconsiderado la situación. No está muy bien abandonar lo hecho hasta ahora.
Hay un cambio, entonces. Cambio de personajes y de encuadre. Escribo lo que me viene en gana y auún el blog se llama Beryeba, aunque el título no actuará como condicionante. Que sea con suerte. Gracias, chas gracias.

sábado, 12 de febrero de 2011

dos conclusiones

I.
Una de las cosas más intensas que le sucedió a Nabo desde que accedió a escribir sus impresiones acerca de lo que ve en Beryeba fue la respuesta de su prima Casuarina.
En sus correos electrónicos siempre encontró apoyo, simpatía y estimulo.
A Nabo la prima Casuarina siempre le cayó muy bien, tan sonriente y positiva. Una persona plena. Un alma en paz, generosa y radiante.
Muy cierto es que durante la vida de Nabo en la Argentina los encuentros nunca fueron muy frecuentes, pero desde que se mudo a Israel algo cambió. La lejanía física produjo el acercamiento emocional. Una resolución a la paradoja del espaciotiempo.

II.
En el último tiempo, Nabo se cansó del contenido de su columna. Relee toda su producción para encontrar algún patrón en la manera que genera su humor y su estilo y el gran factor común que encuentra es la queja o la maniobra astuta que la oculta o la hace chistosa. El caso es que me canso de ser cínico, astuto, perspicaz e inteligente, se dice Nabo y se lo dice a Tatiana, su pelirroja fugaz, que casi siempre casi se le escapa y se le anda quedando, vaya a saber por cual otra paradoja que la enamora a su triste figura.
En una de esas circunstancias de casiescape Nabo la retiene con maniobra miliunanochezca .
-¨Hay mujeres machíparas, hembríparas y ambosexíparas¨-.enuncia ¨La prima Casuarina es un bellísimo ejemplo de la machípara, que ha dado a luz tres varones de la gran especie de los no faloportantes ¨
La fugaz pelirroja se detiene. Impacto, se dice Nabo. Expresión de explicate un poco mejor en la faz de Tatiana. -¨Aquellos que llevan un arma hiriente en lugar de los genitales, lo más vil del género masculino¨.

No es raro que Tatiana no entienda un pomo de lo que Nabo está hablando, aunque deduce cierta coherencia y sabe que aquel no terminó de redondear el concepto que disparó de manera catárquica.
Entonces Nabo se descubre explayándose acerca de los sentimientos que le genera su prima.
Será porque en una de sus respuestas a las notas que ha publicado en el blog del amigo Daniel recibió ¨segui probando con el optimismo que  los quejosos  aburren.¨ Eso le ha dado mucho en que pensar. Entre otras cosas, si quiere seguir siendo Nabo. Reconoce que sus columnas últimamente lo llevaban a un clima que lo deprime. Encuentra que la ciudad no le gusta, que la cultura le es por completo ajena y no se halla. Tener que escribir sobre Beryeba ha hecho de él, quejoso metódico, un quejoso que se jacta de la condición y lo hundió en un estado de ánimo que con bastante trabajo lograba disimular en sus artículos. Entonces decidió no tener que escribir más sobre Beryeba. La prima Casuarina tiene tanta razón. Los quejosos se aburren incluso a sí mismos.

Elige entonces ser la otra cara de la moneda sumergida en el vaso medio lleno de agua.

Ya pensarse tan pensado se piensa deprimido
ya sabe, si redunda, resistente, impedante
ley de Ohm, irradiará infecundos calores innecesarios

Se declara a si mismo
que abandona la suspicacias
que el amoR con mayúscula es mejoR
que la más astuta de sus suspicacias.

Que se va a fluir por ahí
al amparo de las sonrisas aprobadoras
de las machíparas sabias.

Chau, hasta siempre.
Nabo se descascara de Nabo.
Se desnuda y se marcha

viernes, 28 de enero de 2011

Just in time

Nabo llega tarde a todas partes.

Una vez, hace muchos años, a raíz de una brillante sesión de chat en la que uso el nickname polisemico, consiguió una cita a ciegas con la Semiología. Esa vez también llegó tarde. Una demora de quince minutos, que no le parecía tan terrible, pero no todos quieren esperar a los que eligen ser impuntuales. La Semiología se fue y Nabo se quedó con esa fea sensación de que hizo algo mal. Aunque estuvo macanuda, y tal vez por el buen recuerdo que le quedó del chateo, le dejó un sobre que rezaba ¨Para tocar de oído o Para hacerse el que manya¨.

Adentro había una hoja recortada para no ser A4, donde se leía ¨Todo es discurso. Todo habla, y se está hablando (es decir, emitiendo discurso) todo el tiempo. La cosa es entender el código. Incluso si permanecés callado, estás eligiendo callar.¨

Nabo quedó mirando la hoja, medio bobo y boqueando, durante un buen rato. Después la ensobró y la guardó en el bolsillo de la campera.

La frase le vino muy bien. De hecho, le sirve desde entonces para entender casi cualquier cosa, cuando le da la gana entender. Si se pusiera a pensar dos veces antes de actuar o hablar en lo que hace o dice teniendo en cuenta la frasecita, seguro que estaría en paz. Pero así es Nabo y quéselevacer.

El asunto es que a Nabo le gustó el tema de las fotos sacadas con el celular. Le pareció que el discurso que se emite es ¨Éstas son las cosas que me valen la pena ver para intuir a Beryeba.¨

Las que sacó hasta ahora fueron todas instantáneas. Y aunque Nabo se siente como pez en el agua con la improvisación, hay otro estadio que le gustaría encarar y es el de La foto que no se sacó y que se planea.

Hay dos fotos que le hubiese gustado fotografiar. Una, la de la muchedumbre de soldados en la terminal de ómnibus de Beryeba los domingos por la mañana. Pensándolo bien, el motivo da para más de una toma. Digamos, una serie. Pero no de un soldado o dos o tres. La muchedumbre fotografiada desde distintos ángulos, formando cola para abordar un ómnibus, con todos esos bolsos y mochilas y tremendos fusiles, o desesperada por conseguir una porción de falafel y una lata de cocacola.

Ésta es la foto para una comprensión sociológica.

La otra foto es la de la limusina de juguete.

Una vuelta, durante su labor diaria, Nabo vio en la luneta trasera de un auto familiar bastante viejito, una limusina plateada de juguete, puesta como en exhibición. A cada flanco de la limo, un auto de chiche de tremendas cupé deportivas, tipo Alfa Romeo o Lamborghini, ambas rojas. Nabo se sonrió: – Parece que el dueño no está muy conforme con lo que tiene- y al toque se le hizo que esa luneta da para la foto.

Y al ratito se percató de que ésa es una frase de uno que se las da de vivo o de chistoso. No es una mirada positiva, sino de criticón, y el criticón es un resultadista, uno que sabe que va a generar una sonrisa cómplice con facilidad. Ese criticón es un astuto de medio pelo, un envidioso y un quejoso.

Recuerda una frase propagandística del terruño No se queje si no se queja. Recuerda una poesía del peruano Vallejo Hoy me gusta la vida mucho menos. Admiró a Vallejo apenas lo leyó, será porque es el poeta de la desesperanza. Nabo siempre se las tiró de desesperanzado. Con el tiempo se avivó que aquella fue una postura intelectual. En realidad fue un astuto de medio pelo y un quejoso. Si fue envidioso, no lo sabe. Entonces se decide a ser positivo, aunque llegue un poco tarde a la mirada del que elige ver el vaso medio lleno.

Así que será positivo y optimista. Aunque lo logre sólo por un rato, sabe que un rato es mucho más que nunca. Tal vez, si lo logra, lo intente más frecuentemente. Es cierto que lleva por herencia centurias de quejas que identifican a la noble raza hebraica. También es cierto que a una herencia se puede renunciar, o, en el más altruista de los casos, donarla a los desposeídos. Hay que estar muy desposeído para no poseer incluso la posibilidad de quejarse. Entonces transforma la frasecita ésa de no se queje en Si quiere y puede hacer algo, hágalo y va a ver qué bien se siente después. Intenta reducirla aún más y le sale Si quiere hacer algo, sólo hágalo. Después, para cancherearla de políglota, la dice en inglés Just do it, pero le parece que así escrito lo habrá leído en alguna propaganda de zapatillas. Lo que no le quita razón al slogan.

Así que, pensando en positivo y considerando los consejos de la Semiología y haciéndose el que manya, encara la comprensión de la instalación de la luneta trasera y los autitos y elige una de las posibilidades de la polisemia. Descarta La zanahoria delante del burro por anacrónica y seudo astuta. Elige entender que esos cochecitos de chiche operan como un Orientador de la atención. Le recuerdan cada vez al dueño del familiar cachuso, por si se le olvidase, que lo que quiere conseguir es un tremendo descapotable rojo. De paso, le muestra al vecindario sus nobles propósitos.

Nabo no sabe cómo, pero cuando estos últimos pensamientos terminaron de aclarársele, la necesidad de la foto se le desvaneció.

Sacará la del puestito del falafel en cuanto se le presente la ocasión. Si los soldados no tomaron el ómnibus. Si todavía están allí.