sábado, 10 de agosto de 2013

Nabo en Dimona

Nabo entra a un edificio más, en esa mañana de viernes, envuelto en esa paz de viernes a la mañana.
Al costado derecho del inmueble los vecinos de la planta baja hicieron una especie de pérgola donde crece trepándose al enrejado un jazmín del aire. Será que el tamaño de su apéndice nasal lo hace sensible a los perfumes o será lo que sea, el caso es que el aroma lo alegra. Henchido de la efímera felicidad olfativa echa una mirada hacia dentro de la pérgola y ve una señora que está asando algún manjar en una pequeña barbacoa. La estampa le gusta mucho, tanto como la fusión de aromas.
Nabo está a punto de entregarse al embriague pero está trabajando y tiene un alto sentido del deber. 
Se dirige entonces al hueco ése donde están los relojes medidores del agua, y en ese particular caso hay un nudo de caños que le dificultan moverse en ese pequeño espacio. Hay allí seis medidores dispuestos de tres en tres, y el último de la serie está un tanto inaccesible, pero Nabo tiene un alto sentido del deber y se enmaraña por entre los caños como el jazmín de la puerta. Entonces llega al reloj. Y sobre él hay un magnífico imán. Un bloque de unos siete por diez por dos centímetros. Nabo lo quita y se lo queda admirando. Poner una cosa así es una exageración, pero parece que el dueño del departamento quería estar seguro de que el imán haga su trabajo.
Parece que el imán atrae dudas, porque Nabo no sabe cómo proceder. Decide finalmente ubicarlo en el marco de la puerta del departamento, y ponerle debajo una de las calcomanías que avisan que no se pudo leer el medidor, como para decir "Estuvimos aquí y somos conscientes de este acto pornográfico". Es para asustar nomás, ya que Nabo no reporta estos incidentes. Él mismo no logra comprender por qué se comporta así ciertas veces, pero no tiene una explicación para todo ni le interesa tenerla. Digamos que le dio la gana.
Entonces la mujer que asaba barbacoa se acerca a su departamento – el del pornográfico imán – y le pregunta a Nabo si es de la compañía del agua. Nabo asiente y sale del edificio, levemente apenado de que haya tenido que ser justo ése y no otro.

Así como sale de allí se acerca a un patio. El muro que lo rodea es no es lo bastante alto como para obstruir la visión de Nabo hacia adentro. Reconoce a la señora que vive allí y le avisa que es de la compañía del agua y que viene a revisar los medidores. Nabo cree recordar que ahí también encontró imanes en más de una ocasión. La dueña de casa se hace la desentendida, como que habla con alguien, o que se abstrae pensando en quien sabe qué. Se acerca a donde están los medidores y con movimiento a la quelque chose retira algunos pequeños imanes y los revolea por ahí. Nabo ve todo ese accionar, que no le genera ningún reproche, sino admiración. ¿Se creerá la señora que Nabo no ve lo que está haciendo? ¿O tal vez haya decidido que ése es el rol que debe jugar y se dispuso a hacerlo hasta las últimas consecuencias? Nabo no tiene una respuesta inmediata, pero deja a la situación fluir.

La señora pregunta si Nabo es de la compañía eléctrica y Nabo sonríe para adentro, simpatiza con la maniobra de distracción. Luego le informa que él ya sabe que la matrona tiene imanes, que a Nabo no le importa, pero que le avisa que la compañía está cambiando los viejos medidores por unos nuevos que tienen dentro sensores que detectan cualquier irregularidad, pérdidas de agua, consumo excesivo o influencias magnéticas.
La matrona se ríe.
Hay algo hermoso en la risa de la matrona, y eso que le faltan un par de dientes. Qué me importa. Vivo sola. ¿Qué me van a hacer? Éste es un país de ladrones. ¿En la Gran Knesset no son todos ladrones?
Nabo también ríe. Le replica que tiene razón y le desea buen sábado.


Se aleja iluminado y entibiecido.

4 comentarios:

  1. Muy bien por Nabo!!
    Algún implante en mi cerebro me impide el uso de los imanes, pero admiro profundamente a quienes hacen ese acto de justicia.
    Quien roba a un ladrón....

    ResponderEliminar
  2. Nabo es un vengador anónimo? Un justiciero? O será un aprendiz de corrupto?

    ResponderEliminar
  3. Efectivamente, Nabo es un aprendiz de corrupto, aunque supongo que lo hace para conocer un poco más en profundidad la capacidad del alma humana de caer en la bajeza y supongo que experimenta con su propia alma de él porque es lo que tiene a mano. Se conoce que es un tanto vagueta.

    ResponderEliminar